Me alejo de la respuesta esperada, de la reacción común denominador.
Serio a primera vista, me abruman las muchedumbres,
camino en sentido contrario cuando empiezan los fuegos artificiales.
Apago la tele, sobre todo si hay niños delante.
Regreso en la operación salida, y no piso los templos,
no por ateo, sino por cuestiones puramente burocráticas.
A veces me hastío de mí y de no tener fuerza suficiente para cambiar el mundo,
con un dibujo y una poesía.
Mi cara lo dice todo, incluso cuando hay que disimular.
Los días sin fruto me derrumbo como un alud.
Me gusta leer, si es posible, las etiquetas.
Voy acompañado de mis circunstancias,
aunque ellas no cuenten conmigo todo lo que quisiera.
Recelo de los días señalados, pues no distingo los auténticos de los falsos.
Prefiero el silencio, en ciertas situaciones,
cuando lo que decimos son frases hechas.
Me gusta madrugar, escuchar el canto de los pájaros,
y no creo que la poesía haya muerto.
Soy natural por ingenuo y humano por naturaleza.
Se me ocurren las respuestas algo tarde,
cuando da igual o el tema de conversación se ha olvidado.
Por eso, si ahora volviera al colegio,
les diría más de cuatro cosas a los profesores.
En otoño renazco con el viento y el caer de las hojas.
A.S.Puche, Cortafuegos ©2018 Ediciones en Huida